El Real Valladolid sigue sumido en una profunda crisis deportiva y económica, con un presidente al que parece que no le interesa nada de lo que pase a orillas del Pisuerga, a pesar del ser el máximo propietario del club. Mientras el Real Valladolid afrontaba un nuevo partido crucial por la salvación ante un rival directo como es el Getafe C.F., Ronaldo Nazario estaba disfrutando de un partido de tenis a miles de kilómetros de distancia, sin la más mínima preocupación ni interés sobre el devenir deportivo de su equipo de fútbol.
El viernes en Getafe fallaron demasiadas cosas, no sólo el equipo no dio la cara, sino que no supo reaccionar en el momento que recibió el primer gol, y además su técnico, Paulo Pezzolano, en primer lugar recibió una tarjeta amarilla por protestar al árbitro del encuentro, González Fuertes, y en el descanso tras una discusión con Bordalás en el túnel de vestuario, fue expulsado, una muestra más del nerviosismo y la crispación que vive el conjunto vallisoletano. Pero Paulo Pezzolano no se conformó sólo con volver a ser expulsado, sino que no se presento a la rueda de prensa post-partido, enviando a su segundo Camilo Esperanza, sin saber dar ninguna explicación lógica al respecto.
Antes del encuentro, saltaba la noticia de la no convocatoria de Amallah, tras una semana en la que el jugador no habría entrenado correctamente, con llamada de atención del técnico y con una sanción disciplinaria al respecto, con su no inclusión en la convocatoria. Además volvió a demostrar no saber contrarrestar al rival, fallo de nuevo en los cambios , que hicieron que el conjunto vallisoletano fuera a peor, tras una primera parte aceptable.
De nuevo vimos a un equipo, con once jugadores en el terreno de juego, donde los graves errores individuales, en esta ocasión de Mario Martín o Juanmi Latasa, jugadores que están dejando mucho que desear, volvieron a propiciar una derrota.
Tras la conclusión del partido se volvió a demostrar como el Real Valladolid sólo sigue acompañado por sus aficionados, ante la ausencia de Ronaldo, la incapacidad y ausencia en el banquillo y donde muchos de los componentes de la plantilla no son acordes a la Primera División y a la historia del club.
Hemos dicho en muchas ocasiones que la unión hace la fuerza, esa unión que en ese vestuario cada vez es menor, cada uno intenta hacer la guerra por su cuenta, donde hay jugadores ausentes, sin implicación (Machís, Kennedy, Amallah), jugadores fuera de forma y falta de rendimiento (Marcos André, Latasa, Mario Martín y un sin fin de nombres), donde pocos dan la cara ante los malos momentos, pocos son autocríticos para poder dar un golpe encima de la mesa.
Para finalizar reflexionamos con una imagen de Iván Sánchez dirigiéndose a un compañero con la siguiente expresión «Hay que echarle más huevos», quizás no se trata solo de eso, pero si es una parte importante la implicación, el remar todos a una por intentar no hundir la historia de este club.
La afición soberana y más este año con récord de abonados, pide respuesta del máximo responsable, salida del actual cuerpo técnico, implicación de la plantilla y refuerzos que deben de llegar en el mercado invernal.
Ahora sólo falta que no dejen morir al club, para ello el entorno es importante y puede ser decisivo a la hora de tomar decisiones, como la vuelta al escudo originario, Zorrilla tiene y debe de hablar ante el Atlético de Madrid, el que pone el dinero es uno, pero el sentimiento es de los aficionados, de la ciudad y eso es lo que debe primar.
Salvar a un club histórico depende de esta ciudad, como diría un antiguo entrenador «SOMOS VALLADOLID» y es hora de demostrarlo.